viernes, 2 de septiembre de 2011

Juventud perdida, doradamente sepia.-


Arterias de papel picado
En el reflejo difuso que se dibuja.
En la luna, a corazonadas.
Acorazados, desde abajo
Brotan espesos peces de marfil.

El rostro de una mujer-serpiente.
Cavilaciones, cálculos truncos.
No sumes con los dedos, sacale sus mentiras.
“Pecados del Edén”, sonrió Eva.

Fluvialmente, nos alejamos.
Con adioses de pañuelos y viento.
¡Y mierda, cómo despeina!
La soledad de un lunes, ocho am.
Un revólver latiendo.

Où est mon chapeau rouge?
Corazón en coma: rimas envejeciendo.
Tan consonantemente resuenas, lúgubre.
Juventud perdida, doradamente sepia.

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