martes, 28 de julio de 2015

Á tono II.- (28/07/2015).-

¿Cuál es el resultado de una ecuación
Donde se sustraen los Otros, sus rostros, las manos,
Cada una de sus palabras y gestos, las torpes o gráciles formas?

¿Cómo sortear el precipicio ultimísimo que somos
Sin atiborrar las alacenas de imágenes, de recuerdos,
De especias en frasquitos de colores?

¿Dónde doblar y dónde seguir derecho en este laberinto
De sombras y techos y nada y peces y paces,
Si el cordel que guiaba se coaguló en un suspiro?

¿Cuándo se da la treceava campanada en un cerebro
Arrinconado contra sus humedades, como piezas de dominó
Que cayeron una a una para levantarse jamás nunca?

¿Por qué el vacío, ese padre terrorífico de todas las pesadillas,
Sabe tanto de las mesas que se sirvieron
En honor al encuentro y a las pérdidas más dolidas?

¿Quién…? Pregunta impensable, dentro de tanta soledad
Es quebrajoso hablar de terceras personas,
De segundones, de reflejos, de plurales, de enemigos.

Una ausencia,
Enclavada más adentro que los huesos,
-Como una brújula motriz o un reloj cuyas manecillas
Son el destino carcelero y la fortuita coincidencia.-
Es suficiente respuesta a una pregunta ontológica.


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