Perdidos en el océano
Cual si fuera un infinito
O el intersticio absurdo entre tu mundo y el mío.
(O el yo y una otredad, esas dicotomías)
Perdidos pero juntos, que es una forma de encontrarnos.
Mi voracidad se templa
En tus extrañas virtudes emancipatorias
Y doy a tu agorafóbica desesperación
Una breve esperanza.
Si algún refugio nos recibe,
Que no maldigan mi estirpe pues
Las altas cunas sólo vienen de los cielos
Y nosotros, por mortales, todos del barro.
Con lo justo alcanzará para un (t/c)ríptico
De manzanas terrosas, que devoraré
Como patria crujiendo en mi base.
Reclusos, atrapados en una cárcel de gas,
De paredes a medio destruirse,
Entre tendidos en el suelo, medio moribundos,
Tantos que podría
Hacer una biblia de sus nombres.
No quiero morir con ellos, ¡mujer, sálvame!
Los cascos abarrotan los pasillos y las puertas.
La peste se propaga como un murmullo
Dejaré de respirar si no me muevo
Lejos de esta madeja de asesinatos.
Salir a la florida campiña, llenar de aire
El vacío que retumba entre mis pulmones
Y mi vientre. Y tu vientre que dio luz
Pero parece no bastar ante tanta negrura.
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