Húmedas. Purpúrea generación espontánea de tus manos.
1. Pero ella (s/d)ecretará una procesión mórbida y ruidosa,
Los jugos amargos de algún sabio ponzoñoso.
Cielo. Adormilados por el susurro de un ventilador.
8. Las horas escalan en tu clavicordio diafragmático, te dibujo espirales,
Salpimento tus bálsamos. ¿Sabrás que soñaste
La enredadera que me tatuó tu historia, carne adentro?
2. Él/egía triste, tarareaba descalso un vals
Añejo y tinto. Desde el fondo de una damajuana, la sirena
Le hacía los coros.
7. Un nudo de perlas en la garganta, margaritas desplomándose
Sobre las testas iniciáticas. Vos y yo, tan guturales.
3. Dame aquella veleta enloquecida de tus presentimientos.
Dame alguna eternidad, aunque sea
Ocre o tísica, envuelta en hojas de (p)alma.
10. Te florecés como una constelación rosácea, extendido
En el colchón que acabamos de sudar.
6. Las catástrofes se sirven frías, naturalmente. Silénciame,
Estrellado contra tu hálito.
4. Claro que no, tal vez más
Luego colgarse de un puente o saltar al firmamento,
Manzanamente arenoso.
Tierra. Amurados a nuestros cardenales, (a)sentados en el aire.
9. Piedras perniciosas, c(e/o)rtezas cerebráticas,
Alumínico parpadeo en las baldosas del zaguán.
Rayuela a cara lava(n)da, mi frente
En tu omóplato, tus tobillos apresándome dócilmente.
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