Somos una convers(ac)ión graznando remolinos.
(Auguro el silencio, para susurrarnos en todos los
estrépitos.)
Siempre caemos, como un riesgo, en los precipicios
ecográficos
Que tantas miradas furtivas van dejándonos en los rincones.
Ese portavoz del pasado que no sos(ni)tiene, nuestras copas
Moribundas de tanto por+venir bostezándonos.
Un racimo de fervientes, travestidas amazonas
Van estupefaciéndote de cal esas (tus) e(l/r)ecciones
Que tu argot etrusco muele entre mi hollín.
Enloqueces de dolor y de tormenta, bestezuela recién nacida
Al convite (c)astral de las (tus) palabras.
Me acomodo a mis anchas, entre rapaces
(Tus) mordidas que se encaraman a mis piernas.
Pagamos los precios de tanta inf(l)e(cc/x)ión supe(r/)di(la)tada:
Esa (tu) laboriosa boca y mis vértigas manos
Que nos zurcen como alfiles imperdibles.
Como junco desvariante, vas trenzándote con los rosales de
mis miembros,
Cazador tendido bocarribándome en plenilunares derrames.
Todo brillo es una gota que no cesa, nuestros dos –mil-
sexos rebalsados
Nos salva/tajean de resbalar, aquí, en mi altar fugaz de
cualquier (tu) sitio.
Contra el cuero tachonado de (tus) celíacas marejadas,
Me amotino en (tus) recortes
periodísticos
Como esa sensación de réquiem cuando dormitábamos la siesta.
Barréname las nervaduras de mis melancolías hasta hacerlas
florecer
En morfinómano polvo diamantado.
Proclamas tantos milagros de bragueta histérica,
Una proverbial zanahoria oropélica
Que al burro de mis excesos le sume en un tornado exquisito.
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