Siéntate un momento, que de tanto madurar
Me estoy pudriendo. Divídeme/de/mí,
Fractal e inefable. Ábrote los círculos de ru(i)nas que te enclaustran
Como ganchos escla/vistas;
Circunválame con tu (p)asma, o tus mis(eri)as, todas tus poluciones
Nocturnas letras desparramadas al sol,
Achicharrándose en mis pliegues, como nácar. Algo nace,
Torciéndose como un carril que va a la muerte.
Génesis de las (c)astas y los inca(na/u)tos.
¡Ay, de mi cráneo-nato que se derrama en lluvia tendenciosa!
¡Allá tus manos, aplaudiendo la herrumbre de crisálidas y d(e)udas
Que se salpican hasta el edredón!
La piedrangular de mi sandalia se subvierte,
Ella+cul(t)ando en tu Corán toda mi esper(m)a.
Lámeme la suculenta herida (¿)que ((? ¿))me has hecho(?)
Antes de la distancia, ¿Hubo un abrazo? ¡Tus ojos gozándome
A través de esa ventana que enmarca casual
Mi silueta desnuda y hambrienta!
Si no, ¿qué lugar a lo que interpongas o (re/a)+pelas?
Altipláname la sombra hasta apun(t)arme los (t)errores.
Tú, creado(r) de mi deseo, fuego y voz sin zarza
Acábate de una vez (sobre mi pecho o mi pierna)
Perpétrate por los siglos de los siglos en mí
Y en todos los que te
Amén.
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