Algo cambia -o perdura más que el ruido-:
Este crist(o/al) umbrío que somos, vitrofusionados,
Lamiendo fundiciones de corchea clueca,
Nuestras gráciles tetillas, tantos sal(o/u)bres peces lácteos
Revo(l)cándonos los miocardios,
Y las gargantúas indestinales.
De+dos manos que suavemente te decapitan
Tan abierto como una pregunta. Como santo hecho de hueso,
Elevadísimo en plena orgía. Quién pu/diera
Decorar las pascuas con tu escr(i/o)tura portentosa.
Derrámate a quemarropa, sobre mi pecho
Desprendido como un guijarro del Muro de los Lamentos.
Regálame ese rayo envuelto en penumbras,
Volátil y diáfano, bajo la corriente marítima.
Despiértame con tu humo(r),
Para+citándonos esta ventisca lírica
Donde mi sudor cuece el arroz entre tus paladares,
Y tu diástole da un golpe seco si no me besas.
Piénsame hasta devolvernos al estado previo,
Siendo el mismo (vó)mito.
Desdícete sobre el terraplén de miradas intrigantes, pavorosas.
Sangra, diestro y silencioso, escanciando en el intento.
Tu semen/terio desbordado, tus (ab)negaciones,
Dentro, fuera.
Dentro/fuera. Dentro-fuera. Dentro+fuera.
Dentro <> fuera.
D e n t r o f u e r a.
Acabamos, preñados de cielorrasos y goteras.
Nuestras cuatro patas tiemblan
Lo que una mesa en terremoto.
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