Mayéutica y mayonesa de un mismo huevo
Ex+cedidas. ¿Qué importa qué nació(n)? ¡importa qué viva!
¡Viva! ¡Viva! ¡Viva!
Donde mi bruto vaso bendiga torpemente
El yermo suelo con tu vino grácil. Donde todo adjetivo
Se nos dé vuelta para mordernos la punta de las lenguas
(Esas que nosotros, como caníbales, nos punzamos en b(a/o)ca+nales);
Donde yo sea el adjetivo que más te modifique
Y aún vos seas, todo vos, todo $ujeto. Y versavice:
La verdad, hasta en las milanesas, como un aderezo socrático
Y una rebanada de tóma(t/m)e.
La verdad, como esas esquirlas invisibles que sólo un pie
(¡Un desca(l/n)so!) percibe.
O la vida, este satén donde te envolvés, tiritando líquidos amnióticos.
Ah, pero mis manos, que también son tu s(a/os)tén, que buscan
Besarte, como quien atrapa el vino pródigo en la caída
Escurriéndose. Entrampándose. Vertebrándose
De exoesqueletos y tedio.
Porque la vida, ese mohín de cristalerías -y otros amores- venida a menos
Tras un violento y descuidado mover
(U otros amores, también violentos y descuidados móviles)...
La vida, como el negativo irrepetible de una fotografía
Que se ha perdido en los claustros del destiempo.
La vida, cayendo como un vaso, o como un vino, o como un suelo
Contra lo grácil, lo bruto, lo yermo de nuestra verdad.
La vida como un arrebato de lo que no existe.
La verdad, como el condicional
De un libreto pluscuamperfecto.
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