A la luz de un farol.- (03/05/2017).-

Tierra. Subterfugios de la corriente, 
¿Señalaste la salida o yo me apresuré a vestirme?
Mi cabello que despeinaste, tu cabeza recostándose en mi hombro,
Un sorbo más de vino, un último caligrama en la espalda.

III. Entrar raspándote suavemente
¿No fui una navaja en tu mejilla?
¿No fui el mismísimo océano lamiéndote la llaga?

VI. Mordiste mi fuego mientras me llovía, te quebraste 
Como un espejo en todas tus exclamaciones.
Ah, sándalo ardiéndonos, el rítmico juego dando luz al farol,
Al mismo farol que veló nuestra noche.

V. Me saboreaste, quirúrgico, hasta la última espina, 
Tenue saliva amarrándome en pleno vuelo,
Breve palpitación de toda Babel en tu garganta.

VIII. Perseguiste mi cuerpo en la corriente espesa.
Ya me había ido. Con la luz, hecho una aparición,
Respirando la miel húmeda en el cielo nublado,
En el rescoldo de tus ojos y tu pelo.

X. Sólo encontraste resquicios mínimos,
Mi infalible ternura, siempre despreciada,
En tus poros abiertos a falta de un mejor destino.

IX. Después de tanta sal y tanta suspensión,
Después del baile de las formas y fragmentarnos
En las primeras contraluces.
Tal vez miré el reloj mientras vos, súbitamente rendido,
Volteaste a mi abrazo, inexplorado, próximo.

I. Fue aquí, un despropósito de sábanas maniatando tu carne libre,
La luz difusa de alguna calle que ya no existe;
Aquel farol que se oía como aleteo de palomas
En el mismo ritual que nos albergó.

VII. Tu sueño en el que me buscaste luego de bajar a abrirme.
O quizás mi sueño,
Donde me quedé en el rellano de la escalera,
Viéndote a través de la mirilla descuidada del mañana.

II. Más allá del vapor de tu risa y esa cadencia veloz
Con la que te introyectabas a la noche, apurándome de un trago.
Mucho más allá del regusto a vino, pero fluyendo igual.

IV. Reverberando contra tu espalda, en tus misterios gozosos
Hasta sacarlos a luz como viejos huesos de dioses.

Cielo. Mañana despertarás de golpe, antes que el sol,
Al escucharte adivinar mi nombre.