Levantame en tus brazos de triunfo,
Escoceme con tus manos de conquistas.
Hoy tengo el alma llena de ampollas y de llagas,
Parchame de miel y de nostalgias
Que hoy tengo el cordel de la existencia sublevándose
Y el invierno más largo que pude imaginar.
Si tanto te gusta pronunciar lo que el tiempo calla,
Contame la cara de quien tomaba las fotografías,
El anverso del espejo, de la máscara, del silencio.
Deshacé de un tirón la banda de moebius que me entrampa los tobillos
E incinerame a contradicciones, como a cualquier hereje.
Las líneas de mi mano se sacuden tu pañuelo de temores
Y se llenan a puñados de tierra, para mantenerse entre los vivos.
El carnaval prorrumpe en las habitaciones que viciamos
Un diluvio de gorriones que prometen ramas de olivo,
Espinazos cercenados, confusión sembrada en seco.
¡Llevate mi coda para doblarte en cualquier calle!
Un símbolo es la ausencia de una huella y un motivo.
Un motivo vale aunque todo se borre.
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