Peregrinaciones endosilábicas, un río tieso de tanto moverse,
Metal bruñido de a partes,
De a partes oxidándose cual líquida procesión.
No todo lo que parece es, algunas cosas
Se quedan titilando en los bordes de lo posible.
Esas cosas que vos y yo tomamos para bendecir lo imposible,
Para cremar los restos vacíos de nuestras adolescencias.
La gente prefiere seguir sus ciclos a defender un imposible,
Vos y yo tostamos eso imposible para la cena.
Mientras tu ascensión filantrópica, evitaré sonreír de costado.
La $ubversión es interna, la guerra es contra las repeticiones
(A veces, incluso, contra la mismísima maquinaria de la vida).
Vos alzás tus epístolas contra los reyes que vigilantean el tablero.
En lo alto de un puente, dos policías me miran con aire de poco amigos.
Nuestras manos sólo toman lo que es de otros y lo anotan
En el agua que se desprende y sigue su mudo camino.
Nuestro trabajo es darle vuelta a tanto circuito obligado,
Incluso nuestros pasos (esos verdaderamente compartidos) podemos
Direccionar de algún modo -sinceramente, lo espero-
Podemos ser un charco oceánico a la vera del río, podemos
Escapar de la inercia de los cuerpos en las cadenas
Y otros montajes.
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