Despliega el frenesí, que estar mal es sólo un modo más de estar.
Malabares y catalejos, iniciales interrumpidas en trance
De ser cifras o juicios. Una irreverente pirueta
Nos deja con las bocas secas pero los espíritus encharcados.
Aquellos objetos que toda pulsión consume,
Aberturas del rechazo o aceptación,
Templos trocables e imprescindibles.
Los objetos, mi amor, somos lo más variable.
¿Qué decisión apremia tu pecho de latencias y pan lactal?
Cabezas de Mercurio estallándonos como frescos tomates discordantes.
Astrales introyecciones de arañas con tu voz, anidando en el foro.
Pequeña llavecilla que no para de sangrar contra las piedras de sal.
Acábame de una vez, soy tu última pitada, el trago que te devuelva
De bruces a tu camastro de hollín.
Tratemos de ser (aunque sea en vano)
Más que máquinas de angustias -(¿)infinita energía renovable(?)-
Títeres de nuestras hormonas,
Prófugos de toda esta muerte adormecida.
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