(The Meal of Lord Candlestick; Leonara Carrington)
Hace falta ser un lord soez, ladino con semblante de santo;
Hace falta juntar damas ignotas y platillos proverbiales;
Hace falta servir chusmerío al dente para los comensales;
Hace falta entre sonrisas pulposas, falsas, ocultar el llanto;
Para mirarse sin verse sobre tan abarrotado banquete;
Para patear o masturbarse sin disimulo por debajo;
Para deleitarse con vísceras de niño al vino y diente de ajo;
Para regocijarse en el drama de hipocresías y copete.
Pero que no se acaben los suculentos esqueletos
Ni a la burda servidumbre se le antoje la grandeza
De mostrarse altisonante, cual invitado en la mesa.
Porque en este calvario las sierpes sisean secretos
Y las mentiras emponzoñan más que lo que se embucha.
¡El veneno va directo por el oído que escucha!
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