Cual fuera el milagro o el infalible conjuro
Que te trajo a esta orilla justo antes del aguacero;
Que te hizo desnudar como si (no) hubiera mañana;
Que nos llevó a tocarnos, ignorantes de todo pasado.
Una gata blanca, un sapo de tres patas
Quieren decirme algo, no sé qué augurio.
Nunca fui el más docto resolviendo adivinanzas.
Pero nuestra tormenta quieta, cardinal,
Sigue entretejida en mis huesos.
Habré de despertar del hechizo
En el verde campo de tus ojos abiertos:
Cuando me aferro a tu cuerpo,
Somos las clarividencias.
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