Ansiaba el dorado
Candor de la bala
Matalobos. Creía que no creería
Que hubiera descreído tanto. Corría
En sus labios el tinto; Rumor
Macabro. Invocará a viva voz los mil
Arcángeles de Luzbel. Caminábamos
De la mano, sin mirar las baldosas de nubes.
Adentro llovía a bocajarro.
Él soñó.
La escoba se secaba amargamente al sol.
Algo nos preponderaría, nos elevaría
Cuales ecuánimes motas de polvo.
Era tarea de alfombras tararear.
Yo tan reloj, durmiendo en tu pulso.
Ella cambió de color para polimorfarse
Menos perversa que operativa.
Quería renacer de un huevo de pez.
En ciénagas suprarrenales que te reflejaban;
Entre narciso orange-proud-death.
Causabas errores en mí
Pro-cesador pre-texto.
Paspar las moscas.
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