jueves, 12 de enero de 2012

Una vez al día, quería degollarla.-


Se tapó los ojos para ver al sol.
Dicen que no puedes escalar la luna con siete besos.
El organillero, borracho, torturaba al monito del reloj.
Con su alma de inmigrante, se apostó
A la orilla del andén.
Pasaban iron waves que acartonaban su mohín.
Una prostituta comenzó a cantar blues.

Larre-Saca
Leque-Maba.

Como un incendio sublingual,
Un tanto hosco.
Yo me ufanaba en demostrarte que
Podía escribir tu nombre sólo con espinas.
En silencio,
Ella daba las campanadas.
El pálpito juraba las doce,
El cucú mental
Chillaba y perdía plumas.
Una vez al día, quería degollarla.

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