martes, 28 de enero de 2014

Revelaciones.- 28/01/2014.-

Incorporarme a la vida del solsticio
En las vueltas de la sombra de mi luna.
Aún con sueño, bostezando una sonrisa,
Contemplando cómo las mariposas del hollín
Se parecen a aquellas manchas arraigadas
Que somos
Nosotros, los devenires más humanos.
Percibir doce hormigas rojas subiendo en fila
Por la garganta, si no te nombro.
Sopesar como un roce pérfido en la frente
Si no me salva un beso tuyo.

De a poco, entro en la razón de las puertas:
Hágome las preguntas más existenciales
Con tono amigablemente sincericida.
Suelto lo que no sirve ya,
Como las ropas que dejamos para internarnos al (a)mar,
Con la intuición de que una ola las convertiría en peces libres.
Transmutarnos el oro en alma pura,
Entre las rodajas de un (pre)texto para quedarse
Enredados en los dedos y piernas del otro;
Entre las verdades que cuestan deci(di)rse
Aún más que las omisiones del silencio
O la despedida en las misivas.

Circulándonos del fuego sagrado de los ángeles,
Con la extraña sensación de que es tu frente guerrillero
Un espejo perfecto para lograr algo de paz
Después de una batalla autodidacta.
Entendiéndome por una vez que no hace falta
Entender todo, mucho menos saberlo, para despertar.

Amanecer individualmente, pero acompañado:
Con vocación de anciano, revisar en los armarios y estantes,
En frascos, cajitas, cajones y recovecos de mi espíritu…
Cuáles son las palabras que definen la esencia
Eternamente móvil de mi hálito
Que hoy respiras conmigo;
Qué metáfora cabe en el milagro de tu exhalación-plegaria,
La más dulce que he escuchado repetir, cual mantra,
Quince a veinte veces por minuto.

Transmutarnos los granitos de carne y sal
En la semilla de luz que da lugar a nuestros nuevos
Y más magnánimos universos.
En el punto de contacto certerísimo
En el que, más completamente, somos nuestros.

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