---I; Pos(e/i)siones.---
Traigo un dolor
Que es como un cuerpo.
Amordazado con un hierro candente,
Cualquier marca es un recordatorio
De lo mucho que escuezo
Al razonar.
Tengo el humor blindado a cardenales y vestigios.
Podría sembrarme los lugares más constelados,
Hasta estirarme en el cielo como una manta de verano.
---II; (Ê/Au)tre.---
Soy la herida que no cierra en mi propia carne.
Soy el vino que derramo
Al tratar de devolverme de la copa
Que no soy
A la botella
De lo que alguna vez fui.
No muerdan de este pan, que soy el hambre que devora
La propia entraña.
Heme en los mechones arrancados de las bestias
Que sueñan con el amor y otras cárceles.
Aquella alimaña que se despereza
Alegremente de sus memorias
Quizás he sido yo.
---III; Amor Condicional.---
Compraría mi libertad para irme a cualquier jaula,
Cínicamente feliz de elegirla.
Peor que igual:
La sífilis del beato.
Soy de los lugares que he abandonado.
Quizás la única forma de vivir, así,
Sea yéndome para siempre.
---IV; (A/O)cas(a/o).---
La casa es ajena, tan prestada como los latidos
Le diría a alguien que simplemente fui,
Pero no encuentro
A quién pueda importarle nada de esto.
Me alojo en el desecho putrefacto y mojado
Que tambalea su propia herrumbre
Para ver si tengo pecho.
Quizás se sepa.
Ya no creo que pueda seguir paspando
Estas frutas secas que sólo ignoran.
---V; In/Tuyo.---
Permito a mi cuerpo viajar al sur,
Tras el torrente de agua que culminará
En la ciénaga.
En cada gota de lluvia se quiebran los recuerdos
Solemnes y las antiguas loas.
Hasta el máximo diamante engendra en su plenitud
La marca,
Vocera de la grieta póstuma que le dará muerte.
En el secreto de su finitud
Redobla su perfección.
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