El constante golpetear de la memoria
Mantiene cual martillo a los insomnes
Rememorando los viejos clavos oxidados
En lo profundo y húmedo de la noche.
Por traer a la sombra limpia
Los manjares del monte de los suspiros
Se quebró bajo mis pies el tenue suelo,
Sangrante como una ciruela madura.
Te pesará tu equilibrio
Hasta romperte los hombros como una cáscara de huevo.
Se fugará en la ceremonia de las velas
Todo aquel que haya jurado protegerte.
Somos el remanente de esa noche de calor
En la que preferimos dormir frescos a juntos.
Cada tanto una mirada aventura a reconstruir algo más,
Algo que quizás murió en otra parte.
Una bestia, pequeña e intrépida, desafía el pasado.
Intento saber qué hacer
Con esos añorados pedazos de mí
Que he sido y ya no soy.
Nunca imaginé otra respuesta;
Algunas preguntas no duran para siempre.
Esta breve victoria de hoy
Llena de laureles
Nuestro velorio de mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario