I
Ni yo mismo creo en mis escrituras sangradas.
Han llenado de incienso mis bulliciosos corredores,
Como si una magia mortífera e hipnótica
Anegara a cada peregrino.
II
Olvidaremos la lobregura al cerrar los ojos;
Esa rendija amarillenta de vida que se escapa entre mis pasos.
Golpes del otro lado de tanta soledad,
Me estoy llamando.
III
Circunsición significante.
He arrancado tanta maleza a mis rastrojos que ya ni tierra queda;
Ahora el futuro sólo es un incidente
Capaz de sobrevolar mis mejores peores decisiones.
IV
Me exhorto a ser parte del silencio donde te sostienes,
Como una breve hoja arrancada en el otoño
(Era la estación, no era su tiempo)...
Diócesis de las cosas que trastabillan de maduras.
¿Qué hay con esta luz que me acribilla?
¿Adónde dormiremos cuando nos garúen los autoreproches?
¿Dónde se agota tanto viento?
V
Estos aullidos que retumaban en mis párpados,
¿Cómo se rehúsan?
Este pesado gato de herrumbre que se acomoda como el tiempo,
¿Dónde irá a deseperezarse?
Presiente tu cara contra mi tripa,
Entre las telas involuntarias,
Dibuja una facción de rojo que hace agonizar el color de tantas madrigueras.
VI
La casa arde tibiamente, insoportable, con tanto pasado saltando en el pasillo
Donde jamás se sostendrá un retrato o un busto de mujer.
Quiero que deje de silbar,
Que ceda en su persistente acoso de ventanas y puertas
(Moradas como mujeres partícipes de una violencia que no las nombra).
VII
¿Qué será de mí, yo que no sé qué hacer
Con tanta parálisis embadurnándome las piernas, yo que desfallezco
En mi sed de agua de vaso de vidrio,
Mientras observo al alcance de mi mano
El vidrio del vaso de agua de mi sed.
VIII
No habrá niños para mis ojos,
Puedo repentinamente jurarlo,
Así como injuro al pesado animal del crepúsculo
Que desperdicia su pelaje negro,
Malográndose en su baño de espuma.
IX
Pero he sido feliz, agolpado por un viento similar,
Con desaires de esperanza y primeras copas,
Con una perra blanca para paliar la suerte parda.
X
Un reloj que no para de girar
En falso me invita al exilio.
Un fantasma me retiene, prendándome en sus garras mis falsas pieles.
Querrá meterse bajo mi nombre,
Inmiscuirse en los rincones más absurdos
Entre mi abdomen y algún espíritu,
Entre tanto tizne y santa cefalea.
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