Cuotas de realidad supeditadas
A tanto humo que se escapa de tu mueca.
Un bouquet de nervios, pétalo a pétalo tiñéndose
Del lóbrego arsénico de las expectativas.
Estos espejismos determinan una cárcel.
Las ausencias, indolentes verdugos,
Se relamen mirando a futuro nuestras manos vacías,
El pesado brazo que no halló un cuerpo dónde incendiarse.
Lo presente amenaza con repetir aquel dolor imposible,
Un corte que no deje sitio a las carnes,
Que suture de prisas las despedidas,
Que rehuya siniestro y cobarde los encuentros pactados.
Tanta comisura deshaciendo las bocas,
Como los besos prometidos que murieron en falta,
O quizás en otras bocas que les dieron mejor entierro.
Tantas censuras que acaban por tragárselo todo,
Las ganas de tocar, los preparativos de la cena,
La urdimbre minuciosa de las tristezas.
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