Tu flaca ternura, que me (m)ata
Inquinándome, generamos la más trepidante suspensión.
A direcciones gestuales (malo soy para dar órdenes)
¡Bésame! ¡Despacio! ¡Vete!
D e s t r . .. u y / ¡y? e m. e
Abro los ojos, apenas reteniendo esta angustia burocrítica,
Este llanto pulmonal, la negación esofágica,
El sueño lamido a golpes por la patrulla de algún policía.
Manco+munado recojo mis miserias rimbombantes,
Me detengo a perder el tiempo (¡al menos el reloj!),
A esperar que no vengas, y me des una excusa m á s l a r g a a l e s p e r a r t e.
Los difuntos que deglutí / me apuestan el diente por diente.
Me desangro por ritual o rutina, zozobrándote;
Codos y rodillas temblando como gemelas torres.
Limpio mis lentes de civil, afino las miopías necesarias.
Me largo a la calle, aferrado a tus preguntas revoalucinantes,
¡Te desafío a decir lo que jamás hayas podido!
A cambio, he de convidarte estos carnosos pezones
De la tarde, mis espejismos de prójimo,
Mis insomnes, crípticas esperanzas.
Arro(z)+hat+té fuera (como culpando a un halcón solar)
Hazte trastabillar tus significancias.
Más allá del poniente, / están tus ojos, / esas calles paralelas
Divididas por Lete y Mnemósine (¡Mujeres! ¿Cómo dudarlo?)
No hay puerta más extrema que la que soldaste a tu tórax,
Soldadito plomizo, feliz saltarín inacabado,
Entre amputaciones gangrenosas te invoco a esta anarquía,
A este alivio tortuoso de ser vecinos
Lejanos.
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