Contra el metal ambarino componés las canciones,
Llorás a tañidos de tu más íntima preferencia.
Sucumbís a la tentación de segarte las razones
Para hacer ríos de risueña, dulzona penitencia.
Y proseguís en tu arte de quemazón contra el hielo,
Simplemente porque la hipotermia te hace sentir humano.
Te hermanás en lo que ¡cada vez te queda menos!
Y maldecís sus bajezas, porque tienen corazón tirano.
Para alcanzar, de tan manco, las uvas siémprévérdés
Jugás tu vida contra la Sierpe, así seguro la perdés
Y te reís, pues apostaste contra la ganadora indiscutida.
Sumergís en el algibe del dolor tu médula transida
Como un juguete de trapo, hasta arruinarte, suicida.
Por fin le das un rubor al desamparo, un sentido a tu vida.
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