Hay límites, concesiones de contrato, plazos fijos
Que en el tema de extrañar y querer redundan,
Las plazas y el colchón como redes se fundan
¿Sos vos el que va y vuelve o yo el que te elijo?
Los árboles siempre susurran impertinencias,
Obligan a repetir estupideces y fracasos.
¿Ese siseo crepitante que es su nombre, acaso
Permite que sostengas infantiles inocencias?
Tranquilo, blando paseante, ya llegará el ocaso
Y el juntos o en soledad calmará su bivalencia.
Sin ganas, de este cuarto yo también me desvalijo
Y me mando a mudar, sutil, sin darme el portazo.
Quizás la calle atestada me imponga su coherencia:
Confundir con ilusión lo que no es más que retortijo.
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