viernes, 17 de marzo de 2017

Borrón y codo nuevo.- (04/2016; 03/2017).-

La tarde ha mostrado su generoso pecho materno,
Derramando las luces, hastiando las tinieblas
Con tanta buenaventura. Las risas se multiplicaron,
Como insidiosas campanadas de un convento,
Atribuyéndose potestades de ser más que meros sonidos.

¡Míranos, somos un fuego náufrago decorando la espesura!
¡Hay demasiado sol rumiando en las rendijas!
Te escuece una ciudad que vibra en su platería,
Y faltan tristezas frescas para (p)robarme una coartada.

Esta mentira trepa los balcones llevando rosas secas:
Saltar en las galerías quizás nos convierta en gorriones.
Cuentan las veletas que ahora cocinas
Lagañas en restos de papel de carta.
¿Nos sobran estos inviernos que nos enharinan el espíritu?
Ya ni cruzamos nuestras anécdotas exométricas.

Envejecemos tan violentamente,
Con un ojo hacemos guiños al otro ojo
Y la nariz, en medio, se nos conmueve,
Hastiada del jolgorio de tantos pichones.
Maduramos como quien aprende a fuerza de traspiés
Que el otoño es más cálido que la primavera.

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