viernes, 17 de marzo de 2017

Borrón y codo nuevo.- (04/2016; 03/2017 II).-

Hemos acarreado esta maldición,
Pudriendo nuestras calabazas pensativas,
Agusanando nuestras salvadoras cosechas.
Ya no vuelven del trigal más que langostas
Que, incisivas, se apuestan en paredes y sobre los muebles
Para mirarme padecer esta locura acrididáctica.

¿Será que estoy puesto a prueba?
Frente a la mismísima mesa que antaño reunió a la familia
Y despejó sus cansancios con una sonrisa.
Pero la maldición la ha ajado, como a los vivos,
        La madera se requiebra.
        Las vetas fustigan la historia.
        La historia fustiga a los vivos.
Pomposidad asfixiante,
Azúcar impalpable en el paladar
Cortando mis voces como si fueran cuerdas.

Una peonía muerta y resucitada en el acto,
Para evitar lamentaciones, para perpetrar las luchas
Donde el infantilismo de sus pétalos ya no cabe
Porque ha cesado de vivir ese segundo
Y, de pronto, ya no le cabe más que el intenso
Fuego de los juicios que todo lo mal-dicen.

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