¿Qué puñal nos distingue lo esporádico de lo constante?
¿Cómo discurrimos más allá del evento único o lo permanente?
¿Quiénes, pasajeros, no somos ni habremos de ser pasajeros?
¿Qué aguja indeleble nos borronea de estos tiempos?
¿Qué dios amable nos demostrará su existencia, probándonos
(Como una cucharada de sopa) que sólo nosotros existimos?
¿Qué calor nos añorará nuestros vencidos y fúnebres inviernos?
¿Qué hijo nos mirará desde el fondo del contenedor de egoísmos y otras basuras?
¿Cómo mentiremos nuestro nombre cuando nos condenen a cumplir nuestros sueños?
¿Dónde quedarán las sábanas, las almohadas de tantas encarcelaciones sin barrotes?
¿Qué hombres relativos somos, entre tanta angustia absoluta?
¿Hay qué caer o ya hemos caído?
¿Tuvimos nuestro cuerpo para fundirnos con la tierra?
¿Hicimos nuestros polvos con amor suficiente para congraciarnos
Con otras cenizas y otros polvos?
Con otras cenizas y otros polvos?
¿Qué dolores nos zurcirán el corazón, ese vacío?
¿Qué obnubilaciones nos liberarán de la razón, esa mentira?
¿Habrá que apurar el vaso-otro o romperse-uno, contra el piso?
¿Habrá que disponer millar de velas
Para un entierro voluntario
Al que se presente nadie?
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