Y si no ha de ser certero, entonces dispararás
A la manzana de mi boca o mi garganta
Hasta sons(ac/e)arle una versión más verosímil a tantas tristezas esc(ol/ue)tas;
A tanta alegría idiota, babeándonos el mantel de las razones.
Puede que tantas horas inciertas nos hayan (e/in)vadido de ojeras
El café y la melodía repetida,
Esa cer(t)eza dulce que planté en tu oído con un beso
Para liberar a las preguntas germinadas en tu sexo.
Puede que no haya algún después, puede que nunca
Hayamos (co/re)incidido en estos laberínticos estertores
Y que el péndulo marcial que nos vigila, acunándonos,
Sea más un toque de queda que un toque que da.
Puede que no sea cierto: Allá tú y aquí yo,
Con la infranqueable medianera de coherencias
Terremoteándonos, llenándonos de lunares y mitología romana.
Pero también puede que el aza(ha)r
Le haga un guiño al café repetido y la melodía
Y, en un descuido de este disparatado arpegio o de la mano que todo lo mueve,
Muramos vos y yo, en el mismo ramillete, perfumándonos las soledades.
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