Sabrás que estás muriendo cuando fluya el vino
Y no llegue en su yegua maldita la medianoche.
Sabrás que estás muriendo cuando a cada fecha
Sientas el sordo golpe del calendario que se fuga hacia ninguna parte.
Sabrás que estás muriendo cuando ni el más amante
Logre correr el telón de tus viejas tristezas.
Sabrás que estás muriendo y estarás muriendo,
Entre platos a medio ensuciarse o lavar;
Entre ropa descosiéndose, envejecida;
Entre miles de bocas y pieles que no paran un segundo de parir
Más bocas y pieles que honran, reiterativas, el círculo amargo de la vida.
Sabrás que estás muriendo cuando apures el vaso
Y no -esta vez no- quieras comida o comodidad alguna.
Sabrás que estás muriendo cuando no te alcancen esperanzas,
Cuando más bien te sobren los deberes adeudados,
Cuando te retires silencioso y ni el silencio
Note tu flotante presencia.
Sabrás que estás muriendo cuando todo se te arruine
Y ya no importe. Cuando llueva en tu cumpleaños
Como siempre, la tormenta filicida.
Cuando sientas el alivio porque nadie te pregunta cómo estás.
Sabrás que estás muriendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario