A reconocer mi voz, a prevenir lo que dice:
"He dictado al alba mis últimas instrucciones, Para que no tengan -vos ni tu dolor-
Que encargarse de atizar la estufa y desempolvar los candelabros."
"He propuesto al hollín y al polvo un lugar de telarañas y goteras,
Donde perdura un aire fraterno a lo que que queda de mi paciencia."
"He nacido tanto a la noche transida y al fuego de las historias, que apenas
Si recuerdo que tuve nombre, y que mi nombre me dolió en la carne."
"He doblegado mis intentos precavidos hasta cavarme en ellos un arrullo,
Una tregua de luciérnagas fosforeciendo el estío."
"He dormido más de lo que he soñado, para dejar atrás
Las celosías del anhelo y encaramarme impúdicamente en el vagón de lo posible."
Lo sé, un poco también yo he fallado
Cuando rompí la armonía secreta de tu reclusión;
Cuando olvidé el verbo exacto capaz de revocar la indiferencia;
Cuando mordí de nuevo el antiquísimo anzuelo de lo jamás logrado.
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