Fuerte,
espíritus de árboles enraizados al aire.
Las noches,
tan dulces, espaldándome.
Yo no era más
que un tenue cuenco
Oradado en
las aristas de mi fenecer.
No podías –solo,
vos, tan contracturable-
Estirarte
al horizonte y robarle una espiga.
Wellcome
life, Darling. Te dije cuando amanecí
En tu
mejilla, aferrado a tu vientre emperador,
Feroz
guerrero de los bosques astrales.
Luces
Yo saboreé
Tu boca.
Oniricánticos, despertándome en tu entrega.
Goteando la miel pura no concebida.
Entre pecho y pecho, dos colibríes,
Temblando, juntos, acurrucados.
Heme aquí, alma libre, convocándote
En esta oda sin cuerdas ni tabaco:
Respiremos juntos; uno, dos, tres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario