Víctima de
tu silencio.
Preferiría
un puñal, una fruta envenenada,
La cicuta más
socrática.
Cualquier
cosa que no fuera saber
Que te vas,
Dolidísimo.
Victimario
por inquieto, por no valerme
A mí mismo.
Te deshojas
y yo siento
Que es tu
ropa cada tela que te arranco
De tu
(nuestro, quizás sólo mi) corazón.
No vuelo
lejos, no me expulses.
Tu cuello
era
Mi refugio.
Las paces,
digo.
No es que
estemos en guerra, quizás
Vernos a
los ojos profundísimos, cristalinos.
Dejar de
temblarnos cada uno dentro del otro.
Abrazarnos
con la sinceridad que no conoce
Lo
imposible.
Ya lo sé,
te lastimo;
Yo también
digo tu nombre
Antes de
dormirme o perder la esperanza.
Yo también
te persigo por las calles
Que no
recorreremos juntos.
Yo también
sueño despierto
-De vez en
cuando-
Que mis
hijos son tus hijos.
Y soy feliz
por un rato,
Sin que me
lacere
Lo platónico.
No te
invito a un pecho tan mohoso como este,
La humedad
y el hastío me han hecho estragos.
Pero sabes
de mí,
Lo sabes
todo.
Y en el
profundo silencio cómplice
Del aire
que exhalo en tu oído
Sabes, lo
sabes bien.
A él no, a
vos sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario