Hace como
cinco, seis lunares tuyos.
Que te prefiero
absolutamente a todo
Ser en el
mundo, al mundo mismo.
Salvando
algunas noches,
Madrugadas
de hastío húmedo, taciturno,
Donde me
cortás o te corto
La entereza
radiante de niños
Con una
mirada que gime:
“Me estás
dañando, idiota”.
Hace como
cien, mil marejadas
Que cuento
las veces que te amo más
Que a todos
tus retratos,
Y beso cada
borde de tus nubes blancas
-Las
eternas ausentes de paz, de permiso-,
Cada chispa
de tus teclas eufóricas
-Furias
verdaderas con las que arremetes-,
Cada nota
que resuena en tu pecho
-Todo tu
pecho, todo, todo-.
Hace como
un tiempo goteante…
Realmente
no sé precisarlo.
Me gustaría
soñar cada siesta con vos.
Y que la
mejor parte sea despertar
Teniéndote
a mi lado de nuevo.
Hace
bastante que dudo,
(O mejor
dicho, tengo una certidumbre-verdugo)
Apenas si
escribo unas líneas,
Me destruyo
de a centímetros.
Vos conocés
cada motivo, miento bien,
Soy
mascarero, disfrazado, payasito de velorio.
Pero se me
entumen las falanges:
Con vos
siempre sería mucho más fácil
(Tan imposiblemente
fácil…),
Con vos tengo
el gusto de ser
Y ser –además-
sincero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario