Con esta
fiebre de río,
Con que
despierto a medianoche
Abrazando
el contorno fugaz de tu ausencia.
Con estos
besos dejados,
Como gatos
tristes, por las escaleras,
Donde cayó
mi ropa cuando no me la quitaste.
Con esta
desazón temprana,
Con este
sueño de trasnocharnos
-Entre párrafos
y versos- el cuerpo y el alma.
Con esta
tierna mansedumbre
Que
campanea si beso tu pecho
Como si
fuera la misma tierra donde he de vivir.
Con esta
costumbre errabunda
De inquirir
al destino, a las cartas,
Las lunas,
las líneas de tu mano, las estrellas…
Con esta
fiebre de besos dejados
A la orilla
del río de tus piernas fugitivas,
No pienso
más que en nuestros tiernos contornos.
Con estos
gatos insomnes
Que maúllan
inquietos en las escaleras,
En cada
rellano o pasillo que te besé a escondidas.
Con estos
versos tristes de mi mano,
Temprana
costumbre de inquirir a la tierra,
Sobre las
lunas mansas de tu sueño, trasnoches de tu alma.
Con estas
errabundas campanadas,
Medianoche
de ropas que no nos quitamos,
Releo las
cartas que te escribo en silencio,
Acaricio
los dijes que ataste a mi muñeca,
Cuento los
días. No fumo. No bebo,
(Y tu papá
me toma como ejemplo por eso).
Tal vez en
tres noches
-Con esta
fiebre de río-
Nuestros
cuerpos se unirán en un abrazo.
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