Te conjuras en nuestro tiempo sin tiempo,
Apareciéndote detrás del recuerdo más hermoso.
Con la sonrisa-promesa más noble,
Con la mirada-caricia más serena,
Con la nariz-talón de Aquiles más vulnerable.
Te haces presente regalando tu ser,
Aceptando mi baile mulato,
Mi crucecita gastada,
Mis desvaríos de madrugador en tus brazos,
Cada centímetro de piel, cada eón de alma.
Vuelven las plumas a adornar mi cama:
Lleno de estrellas,
dormito a tu lado.
Fragante sal que va embriagándome,
Mientras tu cadera se acomoda…
Afuera, soles y lunas se dan relevo,
Adentro brillamos como en un fanal.
Calor intenso, sueños dorados,
Caricias del mar y el sudor de incienso.
Las voces uniéndose en un coro armónico.
No me despego del encanto,
Del ritual que es acariciar en tu piel amada
Todo nuestro Orbe;
Del radiante milagro de ver que tu presencia,
Tu completo ser y devenir…
Le da sentido a mi Universo.
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