Camino por el laberinto oscuro
Sin más luz que la luciérnaga en tu pecho,
Sin más agua que tu beso y tu palabra.
Seré el escudero de paz que tu camino abra
-Siempre que tu ser me acepte y dé derecho-
Seremos del otro su puerto seguro.
Infinito lazo rojo que une y jamás encierra,
Me guías en el camino ambiguo y cotidiano.
Ya querría Teseo un cordel de oro cual brújula,
Anheló el sol Ícaro, a través de la terrosa cúpula.
Mi brújula me lleva indudablemente a tu mano,
Mi cúpula es tu cielo estrellado en la sierra.
Con la fuerza que arde una llama
Cuando la combustión me mande;
Con la vehemencia de un ciclón
Cuando te nombro en cada oración.
Cuando usted solicite o demande,
Ahí estará su servidor, que le ama.
¡Estás acá, por fin ahora!
El lazo rojo llegó a destino
Para sanar y transformarnos.
Para acompañar y cuidarnos.
Para recorrer juntos el camino.
Para amarnos de aurora a aurora.
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