Ante la lluvia de cristales ríspidos,
Anuncio mi nombre.
Los espejismos se palpitan, latentes,
Como seres que hablan.
Ante la noche hecha débiles girones
De trueno y llanto y lunas grises…
Doy lo poco que tengo de inocente
A la perla pura de tu labio, de tu remanso.
Camino espiritual, sólo de ida…
¡Dejemos atrás el alma abarrotada!
Ilusiones:
Uno mismo es reflejo de una tormenta.
Candados abiertos:
Detrás de la tormenta,
La esférica capa que hace de mundo.
Duo-décimas nuestras:
Límpiame de mentiras y de cárceles.
La palabra certera destruye el conjuro negro
Y me revela libre y desarmado.
La intención propia de sonreír
Con hermanos y sin manos que hieran.
A través del camino hace sus pies el caminante.
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