Las sobras de las sombras
Pueden dar luz.
Vértices del oscuro pasadizo,
Dibujando el caleidoscopio que hay detrás de mis ojos
Sobre las paredes blancas del estupor sonriente.
Mismísimo punto del atardecer
Donde los astros iluminan más que Febo.
Al son de una lluvia que nos saque el otoño
De los párpados y los nudillos.
Se va la humareda, llevándose
Un navío cansado de estar cansino.
Escapan las cornejas, con sus agujas
De tejer los desencuentros
Y arrullan a un niño con esa canción
Que cantábamos cuando no había nacido aún.
Dime que todavía conservas los viejos zapatos
En ese cementerio que resta de mi infancia,
Cuéntame que a las viejas fotografías
Las has colgado de una vez por todas para que vean
Y ahora brillan más que los espacios que se nos deshicieron.
Sabes de la cuna del invierno
Lo mismo que yo de las tormentas que paren
Al rayo con el dolor absoluto y desgarrador
De entregarse a este mundo para fundirse
Con su tierra.
Las sobras de las sombras pueden dar luz.
La luz se luce más
Ataviada de sombra.
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