En la putrefacción de las ideas
Salvaré mi propia vida.
Construiré con este cuerpo un espacio para habitar,
Más allá de lo posible,
Aún más allá de los límites del lenguaje que me embarga.
Me rescataré a mí mismo de la trampa tendida
En la subida y en las simas; en los verbos adornados.
Me sublevaré, desgarrándome los ideales
Hasta convertirlos en reales.
En el hedonismo de las procesiones,
Arrojaré mi destino como la ropa sudada;
Cual mortaja sedosa, me separé de los cánones.
Soportaré la hojarasca a puro viento
Y seré cada día más constante en esa esquina
De pan y pos-mordimientos.
Quizás algo mío tiemble en la elipse del pleno vacío:
Esa vieja llama de antaño,
Que se marchitó en su silencio.
Estos pasos siguen siendo
Una errabunda tarea de soliloquios.
Sabré decir la flecha.
Sabré callar la herida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario