Arrancándonos las plumas a cada ruido me(n)tal,
Ese ladri(d/ll)o cocido al sol con una aguja, tan antropoide
Que junta papeles para cosechar sus alas;
Una centímetro cúbico de pájaros plagando un florido desierto,
Plata crítica y testaruda: án(f/c)ora de mis v(u)elos.
No olvides responderte ciertas preguntas.
El sab(e/o)r venía en un fruto ¿Te (a/en)cordabas?
La vi(r/h)uela después de morderlo, resta ce(le)b(r)ar los entuertos biliares.
A(rsé/gó)nico polvo que perdura entre mis muelas,
Juegas con mi lengua, ensillándola para liberarla.
Como un sueño paralítico, por la calle nos almendran
Los chubascos sorpresivos, las pausadas tramitaciones.
Una libertad pierde la forma
Si se le escapan bordes sa(n)grados,
El desfile de cucarachas que la entre+tienen.
Levanta la tenue llave de los arcanos escondrijos,
Como un barrilete susurrándole a una escalera
Qué se siente que te suelten
Sólo un poco, entre tanta copiosa pest(e/aña).
Regrésame al hebreo primigenio, a la llama goteante
Que se elevaba como un huracán
Entre nuestras (b/r)ocas,
Entra las copas a+la(m)b(r)adas.
Quizás te cuente el secreto de las mazorcas,
Tal vez me enseñes el nudo de corbata de tu último ahorcado.
Azot(e)ándonos a pulsaciones, dejé lo ba(i)l(e)ado en alguna cama
El equi/paje racional, la sota oropurísima
Galardonada en sangre hasta sus piernas varicosas.
Sobre las cúpulas hospitalarias, bajo los cielorrasos
(Todos comenzamos una guerra de vez en cuando)
Apílame tu cuerpo sobre el mío, húmedo salar,
Hilváname a los cimientos, las vorágines,
El espliego derribado en tierrasanta.
Como un pequeño intesticio por donde seguir la corriente,
Dadaísmos, cuentadedos, labios cuarteados.
Un poco más que vivo: (con)fundido a esos vaivenes
Que/dan tus tit(u/i)lares.
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