sábado, 11 de febrero de 2017

¿Cer(t)ezas?.- (11/02/2017).-

Quítate el reloj de las tripas,
Siempre es hora de devorar abdicadamente.


Ella re(co)mendará sus vestidos de dama de ho(n/rr)or.
Será patria entre tus manos exiliadas,
Entre esos labios que mordieron la platería hasta
                                                    Hacerme sangre.

El espíritu materno convocó al tifón,
A las artes rupestres de la voluntad contra el des(a)tino.
Hubo un alma paterna también,
Sí, oscureció las calles con kilómetros de tela, 
Para morirse doblegada hacia la guerra que no fue.
Ellos confían, ciegos de miedo,
En aquellas resurrecciones programadas.
Un poco se evaden de amasar las horas,
Otra pizca es la certeza del aburrimiento de los inmor(t)ales.

(M/H)is(t)eria no habitar de otro modo
Estos cuerpos proxenetas de lo eterno.
Las manecillas hacen el plié y se elevan
Con aire póstumo.
Alguien, encaramado al interior de tus gestos
Piensa en transformarse.

Dejaremos al mutismo parir sus propias enunciaciones
Y lo predictiblemente roto se recompondrá,
Como reciclándose, como recibiendo un nuevo clan.
Sísifo, abraza tu piedra como si fuera un hermano
(Porque, tal vez, eso seamos)
Y acá -o más allá- todo trastabillará
En la incertidumbre; y allá -o más acá-
Una mano levantará el vino derramado.

Descansan en nuestras raíces las respuestas
Y en el oscuro precipicio del cielo despejado
Donde, lentamente, nos caemos hacia los astros
Se sostiene incorrupto un signo, 
La huella admonitoria de una pregunta. 

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