Supimos ser más que mero ruido, inmersos
En un océano, con destino a otra
Constelación. Nos naufragamos mutuamente. Como dos cualquieras
Especímenes al azar elegidos por un último big bang.
Como dos cualquieras navajas raspando el vacío
Como una garganta más, como
Otro vacío más táctil, más preciso, más circunscrito.
Carmesí estallándonos por fin ¿Hubo contacto?
Asentirás y sabrás que yo también he sentido la misma brisa
Cosquilleándome el esqueleto, la mismísima luz
Arrebatando mis sueños apenas conciliados
En tu pecho.
Muertos, pero de risa (pero aún muertos),
Intuyéndonos las quiromancias y los sexos
Sudorosos. Reacios al fruto permitido,
¡Muérdeme como mientes, aferrándote con todo el idioma!
Necesito tanto de ti, como el agua del árbol.
Desnúdame, quítame el disfraz de ideas y palabrería.
Luego anúdame, trepado a mis pantorrillas, bebiéndote
Mi éter.
Habítame de nuevo,
Sin premuras, atízame con tus dedos dibujando en mi espalda.
Bailarás, esta vez tú bailarás, lo que dura
Un incendio de luciérnagas imitando al amanecer.
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