Empezar por el verbo, porque no hay
Otro lugar posible, porque las personas
Sólo se sostienen de sus acciones,
De sus dudas que todo lo truncan,
De sus omisiones que algunas cosas redondean.
Empezar por el verbo, porque los adjetivos y adverbios
Tiemblan demasiado la luz de las mañanas
Y no se atreven, los muy tímidos, a arremeter
A contraconsciencia por ningún motivo.
Es que hasta los besos suenan a verbo, lengua bendita;
Hasta las llegadas redentoras o el dormirse muriendo.
Empezar por el verbo que dejamos a medio
Enjuagarnos en el océano del llanto.
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