Gemas del insomnio: una rosa moteada que se piensa
Y se irradia en ambas tus manos aferradas a la sábana;
El jade áspero de tu anhelo, endureciéndose para perdurar
Y agostarse sólo en tus brazos; este agua turbísima, sagrada,
Prohibida, donde nadie respira.
De a poco te atragantas, te anegas entre las llamas redentoras,
Sacrificas lo que sientes en un estertor
Para sentir
El estertor.
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